Capítulo 6.
SRA.
DE TRÜMPER.
El
esperado día de la boda por fin llegó. Todo estaba listo, o casi todo, porque
cuando me dispuse a bajar las escaleras esa misma mañana, me encontré a Simone
corriendo aquí y allá mientras hablaba al teléfono.
—Hola Deka, buenos días — saludo sonriente después de
terminar con una llamada.
—Buenos días — respondí con otra sonrisa — ¿como
va todo?
—Estoy tratando de no sufrir un colapso nervioso — Bromeó.
—¡Aquí estas! — Andy apareció en el umbral de la puerta del
salón. —He estado buscándote desde hace un rato.—
—¡Oh, buenos días cariño! — Dijo al percatarse de
mi presencia.
—Buenos días.—
Me sonrió como siempre y enseguida puso toda su atención en
su amiga.
—Y tú, futura señora de Trümper, mas te vale que te relajes,
vas a poner en jaque a todo mundo — sentenció clavando la vista en Simone.
—¡Acabo de darme cuenta de que me voy a casar en unas
cuantas horas, Andrea!— Exclamó nerviosa. — Tengo muchas cosas que
hacer.—
—Sisi, siéntate.— Le pidió en tono autoritario.
La mujer obedeció sin rechistar y se dejo caer sobre el
sofá, suspirando.
—Todo saldrá perfecto, no hay nada de que
angustiarse— La animó mi tía.
—Ya— Simone se arrellanó en su asiento y lanzó un segundo
suspiro.
—¿Tammy se ha levantado ya? — Pregunte.
—Esta con los chicos en el jardín, jugando con
los perros.— Respondió Simone, que ya lucia mas tranquila.
—Vale, iré con ellos —Me pareció que era la excusa perfecta
para alejarme de un posible drama por parte de la novia. Sin duda Andy sabría
manejar la situación más que bien.
Ninguna de las dos me presto mucha atención, pues cuando
deje el salón, nuevamente se enfrascaron en una conversación que ya no pude
escuchar.
Llegué hasta el jardín y busque a mi amiga con la mirada.
Tom y Bill jugaban con sus perros mientras que Tammy estaba tendida en un
camastro cerca de la piscina tomando el sol.
—Hola— la salude cuando llegue hasta ella. Los gemelos
estaban al otro lado, ajenos a mi presencia.
—Buenos días, bella durmiente— Se burló Tamm, bajando con su
dedo indice las gafas de sol para verme mejor. Su sonrisa era todo encanto y
superioridad, lo cual me exasperó un poco.
—Ya, disfrutas echármelo en cara, ¿cierto?—
Me queje.
—No sabes cuanto.— Se jactó sonriente.
Me senté a su lado, obligandola a moverse
para darme espacio en el camastro.
—Buenos días.— Saludo un alegre Bill, seguido de Tom
que de inmediato puso sus ojos en mi.
—Buenos días— respondí sonriendo.
Dos perros vinieron en mi dirección, mostrándose alegres
mientras movían la cola y olisqueaban mi mano, a diferencia
de quizá todo el mundo, sentir la nariz húmeda de los
perros no me molestaba, en realidad me parecía algo
lindo.
—¡Hola pequeño!— Dije en tono dulce al tiempo que acariciaba
la cabeza del más pequeño mientras que el segundo, más grande, se
tiraba al suelo y disfrutaba que le rascara la panza.—
—¡Son tan lindos!— Agregue, me encantaban los perros y no
podía resistirme a darles un poco de amor.
—Eres muy buena— Comentó Bill que me observaba atentamente
desde arriba con una placida sonrisa —
—Son las criaturas mas nobles que conozco, es imposible no
adorarlos.— Respondí sin detener mis caricias a cada uno, la estaban pasando en
grande.
—¿Tienes alguno?— Preguntó Tom. A diferencia de su hermano,
él no parecía tan animado esa mañana.
—No, pero lo tuve, hace años, su nombre era Cody.—
—¿Qué le sucedió?— Quiso saber Tom.
—Solía ser un poco loco cuando paseábamos por la
calle, un día logró soltarse de la correa y fue atropellado.—
—Que triste.—
—Lo fue.— Mi respuesta vino acompañada de un
suspiro involuntario.
—¿jamas volviste a tener otro perro? — preguntó nuevamente.
—No.—
Los gemelos asintieron de manera comprensiva.
—Reconozco a Scotty— Comentó Tammy señalando al labrador color negro que en ese momento lamía mis dedos. —Algunas veces lo hemos visto en fotos, ¿cierto Deka?
—Si, creo que si.—
—A veces olvido que eso también lo saben las fans. —
Comentó Bill.
—No puedes culparlas por hacer bien su trabajo en cuanto a
investigación. — Dije en tono de burla.
—Cierto. — Bill asintió y sonrió de forma angelical.
—¿Y qué hay de él?— Señale al lindo Braco Aleman de pelo
razo.
—Se llama Marlow, es el nuevo de la familia.— Bill
respondió.
Me dispuse a acariciar la cabeza del cachorro en cuestión y
él pareció disfrutarlo.
—Me muero de hambre. — Dijo Tammy, su mirada estaba puesta
en dirección a Tom y deduje que estaba de nuevo a la caza. sonreí a Marlow que
alzo la cabeza y me miró con ojos tiernos.
Por su parte, Tom no parecía interesado pues miraba
distraído alrededor, quizá en ese momento estaba preocupado por algo que solo
él sabía y por ello, las atenciónes nada sutiles de mi amiga no causaban en él
el efecto esperado.
—Vamos, seguro que encontraremos algo en la cocina. — Nos
apremio Bill.
Suponía que había sido testigo también del drama de su madre y por ello no confiaba en que ella le preparase el desayuno.
El resto nos dispusimos a seguirle y mientras caminábamos no
pude evitar mirar Tom. En el instante en que lo hice, él también
dirigió su mirada hacia a mi y por un momento nuestros ojos se mantuvieron
el uno en el otro. No entendía por qué de pronto se despertaba en mi el interés
por saber que era lo que le preocupaba.
Acto seguido rompí con ese contacto y me entretuve
en mirar a los perros, que ajenos a nosotros habían vuelto a jugar
corriendo aquí y allá.
Al entrar a la casa nos encontramos a Simone que pasaba como
rayo rumbo a las escaleras.
—Madre, ¿por qué tanta prisa? — preguntó Tom con el ceño
fruncido y al mismo tiempo divertido.
—Tengo algunas cosas que hacer.— Respondió ella deteniéndose a
media escalera.
—Se supone que para eso esta la organizadora de bodas.—
Agregó Bill.
—Si, pero… —
—Por favor — La interrumpió acercándose a ella
y tomándola de una mano para hacerla bajar. —Desayuna con nosotros.—
Simone se lo pensó un instante, suspiró resignada y después
sonrió a su hijo.
—Vale. — Culminó al tiempo que juntos bajaban los escalones
para reunirse con nosotros.
El desayuno consistió en tostadas, jugo, café y
fruta, en una mesa con personas que mantenían una charla amena aquella
mañana. No recordaba cuando había sido la última vez que había convivido de esa
manera, con personas agradables que hablaban de todo, que se pasaban la
mermelada de mano en mano mientras reían de alguna
historia graciosa o planeaban cosas por hacer en el día que les
esperaba. En L.A. siempre eramos Andy, yo y algunas veces Tammy, cuando
dormía en casa. Me gustaba esa sensación de familiaridad que se respiraba en el
ambiente, me gustaba incluso aunque Tom no cesara de mirarme y de causarme
incomodidad por ello.
Las
horas transcurrieron más rápido de lo que esperaba, por la tarde Andy, Tammy y
yo habíamos sido contagiadas por la euforia de Simone. Mi tía ayudaba a la
novia a prepararse mientras que mi amiga y yo hacíamos lo mismo en mi
habitación. Los vestidos que Andy había escogido para nosotras eran
preciosos, el de Tammy consistía en un vestido morado con escote strapless,
el talle adornado con pequeños cristales y una falda vaporosa y en capas. En
tanto el mio, era un vestido más simple, de color verde y con diseños en
brocado, sin mangas y con un ajustado elegante que me recordaba a
la época de los 50´s, con la falda un poco acampanada y
de pliegues a la altura de las rodillas. En cuanto al peinado,
yo decidí llevarlo suelto y en hondas mientras que Tammy prefirió
un recogido a la altura de la nuca y sutiles risos que enmarcaban ambos
lados de su cara.
Mi maquillaje consistía en un poco de delineador,
máscara de pestañas y labios rojos. Usualmente no solía maquillarme
tanto, pero, aquella era una ocasión especial
que ameritaba un poco de esfuerzo por mi parte.
Tom y Bill, que no mostraban más interés que
lo debido, desaparecieron en todo ese tiempo, suponía que
también se preparaban en sus respectivas habitaciones.
—¿Qué tal me veo? — Le pregunte a Tammy que estaba frente al
espejo aplicándose un poco de gloss en los labios. ella
giro la cabeza para mirarme.
—Te ves, ¡Woow!— Dijo en un tono exagerado. —Sexy y
sofisticada.—
—Vale.— Respondí con una sonrisa al tiempo que miraba hacia
abajo, a mis pies aún descalzos. —
—Tu si que estas preciosa.— Le dije mientras ubicaba mis stilettos
color negro y de punta larga, quedaban perfectos con el vestido.
—¡Gracias!— Exclamó desde el espejo. — ¿Crees que a Tom le
guste?
Puse los ojos en blanco.
—¿Qué?— Se quejo ella al ver
mi reacción a través del reflejo.
—Que estas otra vez con lo mismo. ¿A quien le importa si le
gusta el vestido o no?—
—A mi, por supuesto.— Respondió alzando una ceja.
—Lo que digas.— Me senté sobre la cama y me puse
los zapatos.
—Por cierto ¿A ti te interesa Bill? — Preguntó con una
mirada inquisidora.
—Me agrada mucho.— Respondí enseguida, sabía perfectamente
en que sentido había formulado su pregunta, pero no
me apetecía hablar de ello.
—Vamos, Dekatherine— Ahora fue ella quien puso los ojos en
blanco — No me refiero a eso.
—Si te refieres a que siento lo mismo que tu por su hermano.
No, no es así.—
—¿Es eso verdad?— Terminó con el maquillaje y
se volvió para prestarme toda su atención.
—Lo es.—
Tammy estuvo a punto de decir algo más pero para
mi fortuna, alguien llamo a la puerta.
—¿Están listas? Es hora — Anunció Andy al otro lado.
Fui rápidamente a abrir y dejarla pasar antes de
que a mi amiga se le ocurriera alguna otra pregunta que
no quería escuchar.
—Hola, si, estamos listas.—
Andy me miró de arriba a abajo y sonrió orgullosa.
—¡Te ves hermosa, cariño!.—
—Gracias, tu igual. — Respondi sonriente.
—Ya estoy lista.— Tammy se acercó.
—No esperaba menos de ti, querida, estas preciosa.— Le dijó
Andy.
Mi amiga se encogió de hombros y adopto una
expresión inocente.
—Me gusta tu vestido.— Le dije a Andy, ella sonrió en
agradecimiento y dio una vuelta, haciendo que la extensa falta creara un
circulo perfecto.
—A mi también me encanta.— Respondió con alegría.
—¿Tenemos que irnos ya?— Inquirió Tamm.
—Si, el auto esta esperando.—
—¿Qué hay de Simone?— Quise saber.
—Se irá con los gemelos, después de nosotras.
—Vale.— Tammy pareció decepcionada y yo sonreí
divertida.
Volví rápidamente a la cama para tomar mi pequeño bolso de fiesta y juntas atravesamos el pasillo de las habitaciones hasta el salón.
subimos al auto y este se puso en marcha. No tenía idea de
quien era el hombre que conducía pero al parecer Andy ya se
había hecho su amiga, pues conversaban de manera animada. Tammy se mantenía
callada, algo raro en ella. Había buscado a Tom con la mirada cuando
llegamos al salón, pero ni este, ni su hermano y mucho menos su
madre estaban a la vista. Sin duda, sus planes de llegar a la boda del
brazo de él se habían desvanecido.
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—¡Vaya! — Dije totalmente sorprendido al ver a mi
madre — ¡Te ves hermosa!.
—Gracias, cariño — respondió con dulzura.
—¿Cómo te sientes? — Le pregunte sentándome a su lado.
—Un poco nerviosa, pero más que eso, estoy feliz — respondió
con una linda sonrisa —
—Mamá — empece — Se que no he sido muy apegado a todo esto y
que podría parecer que no me interesa pero..
—Lo se cariño — Me interrumpió —Se que estas feliz de
que yo sea feliz y no es necesario que lo digas. Soy tu madre y se lo que
sientes.—
Bien, estaba claro que era un cabeza dura en cuanto a
demostrar mis emociones, esa parte siempre le correspondía a Bill, que ya era
conocido como el sentimental de los dos. Pero aun así sentía la
necesidad de decirle a mi madre lo feliz y orgulloso que estaba de ella.
—Claro que lo estoy — Continué —Me alegra tanto que seas tan
feliz y que el amor de Gordon te haga dichosa. No podría desear menos para mi
madre.
—Pero que sentimental estas hoy, Thomas.— Se burló Bill que
en ese momento entraba a la habitación.
Le lance una mirada de desdén. Solo mi familia era participe de conocer esa parte de mi, la emocional, donde me permitía expresar lo que verdaderamente sentía.
—Madre — recito Bill de manera dramática. —Eres la
novia mas hermosa que mis ojos han visto jamás.
—¿Comparada con quién? No creo que hayas visto muchas — Dijo
mi madre divertida.
—Me da igual, aunque tuviese alguien para
comparar, para mi eres la mas hermosa.— Reitero mi hermano.
—Gracias amor — respondió ella. Se puso en pie
y situándose de puntillas plantó un beso en la mejilla de Bill,
volvió a sentarse e hizo lo mismo conmigo.
—Es un precioso momento, pero se hace tarde — Anunció mi
hermano.
—¿Que hora es? —Quiso saber mi madre.
—5: 32 pm — Respondí.
—¡Por Dios, debemos irnos ya!— Se levantó deprisa
del sofá que compartíamos y fue al espejo para observar su
reflejo por enésima vez. Sonreí.
—Estas perfecta.— Le dije, con lo cual ella sonrió más
ampliamente.
—Vamos, todos están esperando.— La animo Bill.
Llegamos a la puerta principal y al salir una limusina blanca nos esperaba. Un hombre con traje elegante y de rostro amable abrió la puerta para nosotros. Mi madre era un manojo de nervios, así que Bill y yo nos dimos a la tarea de tranquilizarla durante el trayecto hacia el hotel.
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El
lugar era todo lo que Simone había deseado para ese día tan especial.
Una ceremonia al aire libre, la familia y amigos esperando su llegada. El
hermoso atardecer era uno más de los testigos del enlace mientras que Deka,
Tammy y Andy esperaban ansiosas la aparición de Simone y los gemelos.
—Ya están aquí— escucharon a alguien decir y no
muy lejos de ahí todos pudieron ver una limusina blanca
estacionarse.
El primero en salir fue Bill, luego le siguió la novia y
después Tom hizo acto de presencia. Todos los presentes aplaudieron emocionados
al verlos llegar. Gordon, que esperaba frente al altar enfundado en un traje
negro elegante se veía tan feliz al percatarse también de que
su futura esposa estaba tan solo a unos pasos de él.
Los aplausos cesaron y en su lugar sonó la marcha nupcial
creada por los violines de la pequeña orquesta situada a un extremo del altar.
Simone lucia un largo vestido blanco de corte elegante en seda con encaje por
encima del vestido, flores blancas adornaban su cabello y
la hacían verse tan radiante como se sentía. comenzó a caminar
por la alfombra de pétalos de rosa en dirección al arco de
flores en donde se encontraba el novio. Tom y Bill la escoltaban
orgullosos, enfundados en trajes blancos hechos a medida. Una de las
pocas ocasiones en que se vestían de igual manera y donde
daban una repentina muestra de la increíble similitud de
sus rasgos.
Tammy y Deka no pudieron evitar sentirse asombradas al ver
llegar a los gemelos vestidos de una manera tan diferente a la que ya estaban
acostumbradas a verles. En tanto Bill y Tom no perdieron la oportunidad de
sonreírle a las dos jóvenes en cuanto pasaron a su lado. Tammy
se vio sorprendida aun más al recibir un guiño por parte de Tom.
Una vez que llegaron hasta Gordon, que esperaba sonriente y
cauteloso. Los gemelos unieron la mano de su madre con la de él y sonriendo
fueron a ocupar sus asientos, dando así comienzo a la ceremonia.
La pareja se miro un instante, compartieron sonrisas y
miradas cómplices mientras el juez hablaba. Simone había
logrado calmarse y para entonces disfrutaba del momento con aspecto sereno.
—¡Felicidades!— Exclamó Deka al tiempo que daba un
fuerte abrazo a la novia. Había estado tan asediada por los
invitados una vez terminada la ceremonia, que la joven creyó que
jamás podría hacercarsele.
—Gracias mi niña — Respondió una emocionada Simone.
De la misma manera dio un abrazo a Gordon, quien
respondió con un efusivo apretón al tiempo que la alzaba un
poco del suelo.
Una vez que él la soltó, poco a poco tomo distancia del alboroto que se había formado alrededor de los novios.
Poco después la fiesta dio inicio, la orquesta fue reemplazada por la música moderna y alegre de un Disc Jockey. Los camareros iban de aquí y allá sirviendo copas mientras los invitados se divertían.
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Era
una fiesta muy animada y todos se veían tan felices. Incluso Andy y
Tammy ya hacían lo suyo en la pista de baile junto a sus parejas, yo en
cambio, prefería quedarme sentaba mirándolas pasárselo en
grande. Mi amiga trataba de esconder su sufrimiento al haber aceptado
bailar con aquel chico que a todas luces tenia dos pies izquierdos.
—¿No bailas?— escuche la voz de Tom detrás de mi.
—Hola— Dije volviendo la cabeza al mismo tiempo que él se
sentaba en una de las sillas vacías de la mesa. —Es tan extraños verte con esa
ropa.—
—Creo que me gusta, ¿sabes?, no lo esperaba— Sonrió mientras
desabotonaba el par de botones del saco para estar más cómodo.
—Te sienta bien el blanco— Agregue con sinceridad.
—Pues no es nada comparable a lo bien que tú te ves.— Dijo
mirándome detenidamente lo cual me hizo sentir un poco incomoda. —Luces
espectacular.—
—¿Eso le has dicho a todas las chicas de la fiesta con las
que has hablado?— Bromeé.
—Lo digo en serio, Deka. Eres muy hermosa.— Reiteró con el
rostro serio.
—Entonces, gracias— Respondí y para mi mala suerte
mis mejillas delataron otra vez mi nerviosismo.
Una vez agradecido el cumplido él sonrió satisfecho, estudió alrededor y rió cuando se percató de Tammy y su problemática pareja de baile.
—Hace un rato que no veo a Bill, ¿Esta por aquí?— Le
pregunte mientras buscaba a su hermano entre la gente.
—Esta con el tío August y no creo que se pueda deshacer
fácilmente de él. — respondió divertido.
—¿Deshacerse de él?— Repetí extrañada.
Tom puso los codos sobre la mesa acercando su rostro un poco hacia el mio.
—El tío August es el hombre más parlanchin que
conozco, y mira que Bill también lo es, pero August, es de otro nivel.
Seguramente ahora estará dándole una
charla histórica sobre Alemania y del resto de Europa.—
—¿Tan malo es?— Ignorando el hecho de que estaba más cerca
de mi de lo normal, lo que había dicho me causaba gracia.
—Mucho.— Sus ojos estudiaron mi rostro. —Quienes ya lo conocen bien siempre huyen de su compañía, lo hacen sutilmente, claro.—
—¿Y no has ido en su rescate?— Le reprendí.
—No le hará daño, quizá con ello comprenda un poco más
lo estresante que es cuando habla demasiado.—
—Dommy el malvado — Me burlé.
—¡Deka, que nadie te escuche llamarme así
jamas!— Exclamó abriendo mucho los ojos en una fingida muestra de
desaprobación.
—¿Por qué, Dommy? — Insistí.
—Porque es un nombre tonto, Diky — Dijo,
haciendo énfasis en mi sobrenombre.
—No me molesta — Me encogí de hombros, sonriendo.
El lanzó un bufido de desesperación y muy a su pesar, también sonrió divertido.
Estuvimos sentados ahí uno junto al otro y cuando nuestras
miradas se encontraban los dos sonreíamos, También volví a verificar
a mi amiga, que aún bailaba con aquel chico rubio y muy delgado, entonces se
me ocurrió una idea.
—¿Bailamos Dommy? — dije poniéndome en pie. Él
me miro con el ceño fruncido y después a mi mano extendida. Me
hacía gracia la reacción de sorpresa que ponía.
—Bailar, ¿ahora? — Inquirió dudoso.
—Claro, ¿por qué no?— Respondí alzando una ceja de manera retadora.—Averigüemos que
tan bueno eres bailando.
—Será mejor que no— Comentó en tono de advertencia.
—¡Oh, Vamos Kaulitz! ¿a caso eres tímido!.—
—Para nada — Se puso en pie de inmediato, se quitó el saco
del traje y lo dejó en el respaldo de la silla.
—Voy a mostrarte lo que es bailar, niña.— Amenazó mientras
tomaba mi mano y tiraba de mi hacía la pista.
Tammy nos miró con asombro cuando nos acercamos a ellos y en
su mirada pude notar una pregunta no formulada. Yo le respondí con un guiño
mientras gesticulaba con los labios un "Solo espera".
—Veamos que tan bueno eres— En ese momento sonaba una
canción muy rítmica que no reconocí y me posicione frente a
él esperando a que tomara la iniciativa.
Tom comenzó a moverse al ritmo de la música y
Debía aceptarlo, lo hacía muy bien. Fue tan fácil acoplarme a él que
en pocos instantes me sentí cómoda en
su presencia, incluso reíamos, aunque ese no era mi
objetivo en realidad.
—¿Te he deslumbrado ya? — Inquirió—
—No lo se.— Fingí dudar..
—Vamos, pequeña, acéptalo.— Me apremió sonriendo de aquella manera tan bonita.
—Vale, lo acepto — Dije con resignación. —Eres
deslumbrante, Dommy.
—Ya empezamos.— él arrugó la nariz en señal de
desagrado.
Dibuje en mis labios la mejor de mis sonrisas para
distraerlo, pero justo en el momento en el que me decidía a realizar mi jugada,
la música cambió de tono, tornándose mas lenta e intima.
Tom me miró con una sonrisa seductora.
—¿Quieres ver mi talento para las baladas?— Dijo mientras
acortaba aún mas la distancia y uno de sus brazos apretaba mi cintura,
provocando con ello que mi cuerpo se pegara al suyo.
—No hace falta, creo que me hago una idea de lo bien que lo
haces.— Respondí intentando alejarme, pero era inútil, él me sujetaba con
fuerza.
—No tan rápido, preciosa.— Me sostuvo firmemente al
tiempo que me susurraba aquellas palabras al oído. Mi piel se erizó y
un escalofrió me recorrió la espalda.
Rápidamente busque a mi amiga con la mirada. lo que vi fue a
una Tammy con el rostro desconcertado y que no perdía detalle de la manera en
que la mano de Tom me rodeaba.
No estaba segura si hacerme a un lado o esperar. Mi plan
había sido desde el principio, acercarlos a ambos y proporcionarle a
mi amiga un momento genial con el chico que le gustaba, no provocarle un
ataque de celos.
La canción siguió sonando mientras Tom y yo nos movíamos
lentamente y muy juntos, podía sentir su respiración
por encima de mi cabeza y eso me provocaba algunas mariposas
en el estomago y para mi sorpresa, no me sentía incomoda con ello.
Me sorprendía mucho sentirme así, era como si en verdad me
agradara su cercanía. A pesar de eso, me repetía a mi misma que eso no
estaba bien, sabia que Tammy sentía algo por él y me parecía injusto siquiera
intentar disfrutarlo.
—¿A que no lo hago tan mal? — preguntó nuevamente susurrando
en mi oído.
—Nada mal.— Mi respuesta fue más un suspiro
involuntario. ¿Por que me sentía así?
Sutilmente y entre vuelta y vuelta logré acercarnos a Tammy
y a su insistente compañero. Era hora de actuar.
—Hola— Salude alegremente. Mi amiga
solo mostró una sonrisa forzada. Mientras que el chico me miró
entusiasmado.
—¿Qué les parece un cambio de parejas? — Propuse y sin dar
tiempo a reacciones, Aparte al chico rubio de Tammy y lo arrastre hacía otro
lado. Dejando a Tom justo frente a ella.
Preste mucha atención a lo siguiente que sucedería, ambos se miraron confundidos y después a mi. Tammy fue la primera en reaccionar, acercándose a Tom y obligandolo a bailar mientras que él solo se dejaba llevar, lanzándome miradas de decepción a momentos.
Cuando estuve segura de que todo marchaba como quería, preste atención a mi nuevo compañero de baile. Él no parecía para nada afectado por el cambio. En realidad creía que lo estaba disfrutando. Tomó mi cintura y comenzó a moverse. Afortunadamente la canción terminó pronto. Dando paso a Firework de Katy Perry. Aproveche aquel momento para disculparme con el chico y me aleje de la pista. Sabía que era algo injusto dejarlo así, pero no me apetecía en absoluto bailar con él.
A mi regreso a la mesa intercepte a un camarero y tome de su bandeja una copa de Champagne, tenía sed. Me deje caer sobre la silla y volví a mi tarea de observar desde la distancia.
—Hola preciosa — Me saludo Bill con el rostro
alegre y una copa llena en la mano.
—¡Al fin apareces!—
—No querrás saber donde estuve.— Respondió apesadumbrado mientras miraba la copa medio llena que tenía en la mano.
—¿El tío August?— Dije, señalando la silla a mi lado para que se sentará.
—¿Cómo lo sabes?— Él me miró.
—Tom me lo dijo. Lo siento, ¿Fue terrible?—
—Tengo información que realmente no me interesa saber.— Se encogió de hombros.
—Vale, al menos luces fenomenal en ese traje.— Trate de animarlo.
—Creo que me gusta.— Respondió con lo cual reí, pues era prácticamente lo mismo que su gemelo había dicho momentos atrás.
—¿Te ríes de mi, señorita Burkhard?— Alzó una ceja, lo cual resultó ser un gesto seductor.
—Para nada, es solo que recordé algo gracioso.—
—Ya.—
Volví a reír, logrando que él también lo hiciera. Alzamos nuestras copas y brindamos sin decir una palabra.
—¿crees que Tammy le guste?— Dijo señalando con la cabeza a
Tammy y su hermano que continuaban bailando.
—No estoy segura, pero se ven bien juntos.— respondí.
—¿Tu crees?— Bill volvió a observarlos.
—¡Mierda!.— Exclamó enseguida y se puso en pie de un saltó.— Vuelvo en un momento.
—¿Qué pasa?— Quise saber. Miré en la misma dirección que él y entonces comprendí.
—Escape de él solo porque fue a su habitación del hotel por un no se qué de la segunda guerra mundial que su padre le heredo y que no tengo ni idea del por que lleva consigo.—
—Vale.— Dije de inmediato sin poder evitar una sonrisa. —
—Lo siento, te veo luego.— Diciendo aquello dio un largo trago a su copa, terminandola y dejándola sobre la mesa, para luego alejarse a toda prisa. El tío August buscaba entre la gente con los ojos entrecerrados.
Era una escena muy divertida, Bill escapando del horror que al parecer representaba el hombre alto, robusto y de bigote prominente que era el tío August.
Estudié al sujeto durante unos minutos más cuando Tom y mi amiga se interpusieron en mi campo de visión.
—¿Qué tal lo han pasado?— Pregunte mostrando una
sonrisa.
—Mucho mejor que al principio.— Aclaro Tammy.
Tom, en silencio y clavando su mirada en mi, se sentó en una
de las sillas frente a mi.
—Me apetece algo de beber ¿Quieren?— Ella se levanto y nos
miró a ambos. Yo alce mi copa de Champagne casi llena.
—Lo mismo que Deka.— Dijo Tom.
—Vale.— Tammy se marcho de inmediato.
—Lo hiciste muy bien, Dekatherine— Tom me miró con ojos de
reproche.
—Solo quise ayudarla un poco, lo estaba pasando
mal con aquel chico.— Argumente.
—Pero no era con ella con quien deseaba bailar.— Replicó
serio.
—¿Ah no?— Alce una ceja.
El negó con la cabeza.
—Que raro, ustedes parecen gustarse el uno al otro, creí que
sería bueno para ambos.— Dije con el tono mas inocente que me fue posible.
Tom entrecerró los ojos.
—¿Eso es lo que piensas? —
—¿Es que no es así?— Respondí con otra pregunta. Tenía la
impresión de que estaba en lo cierto y que Tom y mi amiga deseaban tener algo
entre ellos. Ahora no estaba segura.
—Creo que Bill se esconde de alguien.— Anunció Tammy que
traía consigo dos copas llenas de liquido amarillo burbujeaste. Le ofreció una
a Tom y este tuvo que romper el contacto visual conmigo.
—Gracias.— Le sonrió.
—El tío August.— Dije.
—¿Qué?— Mi amiga se volvió hacia
mi distraída mientras se sentaba, pues había estado siguiendo
a Bill con la mirada.
—Se esconde de su tío August.— Recalque.
—¿Y por qué haría eso?—
—Es un hombre un tanto insoportable.— Le respondió Tom.
—Ah.—
La noche siguió y
todo el mundo continuaba divirtiéndose, los gemelos no se apartaron de mi
ni un momento y me alegre de que así fuera, ya que la pasamos tan bien entre
charla y charla. Tom burlándose de su hermano por evitar al famoso
August, así como sucesos graciosos que
aveces notábamos entre los invitados más borrachos.
—Rompeme la cabeza si algún día termino así.— Le
dijo Bill a su hermano al tiempo que observabamos a un hombre intentando bailar
mientras se tambaleaba de tan borracho que estaba.
—Lo hare sin duda.— Le respondió.
Tammy no paraba de reir e incluso algunas lagrimas saltaron
de sus ojos al no poder contenerse. El sujeto resultaba ser una imagen muy
graciosa esforzandose por seguir el ritmo de la música.
Andy apareció en mi campo de visión y la vi feliz en
compañia de un hombre muy atractivo, con quien reia y charlaba animadamente.
Sonreí. Me parecía geníal que ella conociera a alguien y que lo pasará tan
bien.
Conforme el tiempo pasaba no pude ignorar al actitud que Tom
y Tammy adoptaron, no estuve segura en que momento ocurrió pero parecian
distantes entre ellos, casí no se hablaban y Tom permanecía la mayor parte del
tiempo en silencio. Pense en preguntar que ocurria, pero decidi que no debía
entrometerme.
Estaba
tan feliz esa noche, por una parte mi madre se habia casado con el hombre que
de verdad amaba y se veia tan feliz, por otro lado, me sentia dichoso de estar
en compañia de Deka. Estaba tan hermosa, vale, ella siempre lucia hermosa, pero
esa noche era espectacular, con ese vestido verde que le sentaba tan bien. Por
supuesto no fuí el unico en notarlo. Mi hermano no la perdía de vista a pesar
de que tenía cara de pocos amigos. No me agradaba que la mirará así, de esa
manera en que lo hacía cuando buscaba llevarse a la cama a alguna chica.
Sinceramente no creía que Deka fuese alguien a quien le gustará las relaciones
de una noche. la percibia tan diferente del resto de las mujeres, incluso de su
amiga. Dekatherine era misteriosa, silenciosa, con unos ojos verdes tan bonitos
que miraban de una manera muy peculiar. Su enorme belleza me reconfortaba y me
hacia sentir la necesidad de no apartarme de ella.
Así mismo su sonrisa, dulce y calida, tal y como imaginaba
que debía de ser ella si uno la tenía muy cerca. incluso al besarla.
Me atraía demaciado, tanto que me sorprendía.
Horas
después la fiesta al fin terminaba, poco a poco los invitados se marcharon,
incluso mi madre y Gordon, que habian desaparecido desde hace mucho. La luna
de miel, pensé. Mi hermano y yo nos habíamos hecho cargo de eso, por lo
cual les pedimos que tomasen el avión privado sin hacer preguntas. Ya se
enterarian de su destino cuando estuviesen ahí. Tom y yo estabamos seguros que
les encantaría la sorpresa.
Un bostezo se me escapo involuntatiamente mientras cavilaba
en eso, me sentia tan cansado y consulte mi reloj, las 4 de la mañana y no
entendía por que pues mi hermano y yo estabamos acostumbrados a estar
despiestos toda la noche y dormir durante el día.
Hablando deTom. Él continuaba bebiendo y se le notaba en el
rostro lo ebrio que estaba, su ojos brillosos se encontraron con los mios
y yo le lance una mirada de reproche. De los dos, él era quien mas aguantaba el
alcohol en su sistema, así que debía haber bebido mucho para tener ese aspecto
de imbesil.
—No puedo más, necesito dormir.— dijo Deka completamente
exhausta.
—Estoy en la misma situación— agregue — ¿Les apetece venir
conmigo a casa?
—¡Claro!— respondió de inmediato. —Solo tengo que hacerselo
saber a Andy.
—Yo le diré. Ya vuelvo.— Se adelantó Tammy.
—Vale, gracias.—
—¿Has hecho de cupido con alguna otra pareja esta noche? —
Preguntó Tom dirigiendose a Deka.
Ella hizó un mohín.
—No, solo lo hice por Tammy.—
—Ya veo.— Le respondió él. Miré a ambos y entrecerre los
ojos. Parecía como si mi hermano le reprochara tal cosa y ella le respondiera
ignorandolo. Muy bien pequeña. Pensé sonriendo. A mi hermano le vendría
bien un poco de indiferencia por parte de una chica, así comprendería un poco
que no todas se derretían bajo sus encantos de hombre ligador.
Deka que había vuelto la cabeza en donde estaban Andy y
Tammy hablando, volvió a estudiar a Tom, esta vez con más detenimiento.
—¿Estas borracho, Dommy?— Inquirió en un tono
inocente disfrazado de burla que yo pude notar facilmente.
—No.— Respondió mordaz, aunque su intento de sonar enfadado
no afecto a Deka, que sonrió complacida, seguramente por consegir molestarlo.
—A mi me parece que si.— Continuó.
Tom alzo la cabeza, le sonrió de oreja a oreja y un instante
despues se puso serió, clavando los ojos en ella de manera penetrante.
Deka reaccionó de la mejor manera pues puso un codo sobre la
mesa, sostuvo su menton bajo su mano y se acercó un poco por encima de la mesa,
clavando tambíen su mirada en él.
Yo me eche a reír mientras atestiguaba la escena y pense en
que esta chica iba a ser causante de un gran dolor de cabeza para mi hermano.
Me alegraba tanto ver que ella no se intimidaba que casí estuve a punto de
levantarme de un salto y gritarle un "ahí tienes" a mi hermano
de la manera más triunfal, pero no lo hice, solo seguí riendo y disfrutando del
momento.
Pasaron algunos minutos hasta que Tom dejo caer la cabeza y
Deka se incorporó contra el respaldo de su silla, sonriendo satisfecha.
— Ahora mismo estoy viendo doble, no puedo.— Murmuró con un
resoplido.
—Andy esta con unos amigos pasandoselo de maravilla, ¿nos
vamos?.— Dijo Tammy acercandose.
Deka asintió y yo también.
—¿Qué le pasa?.— Inquirió Mirando a Tom tendido sobre la
mesa.
—Se ha bebido todas las copas que encontró.— Rapondió
Deka.
—Pobre.— Tammy se acercó a él y puso sus manos sobre sus
hombros.
—Arriba, chico— Dijo, ayudándolo a ponerse en pie,
mi hermano le sonrió con coquetería y la abrazó con fuerza, Tammy le
devolvió el gesto complacida.
Ninguno había llevado auto, así que tomamos la limusina en que Tom y yo habíamos llegado con nuestra madre. Afortunadamente también incluía al chófer, por lo cual di gracias por haber decidido contratar el servicio más completo, no me apetecía en absoluto conducir esa cosa y Tom, bueno, él no era una opción.
El camino de vuelta a casa fue más ameno de lo que me hubiese imaginado, y también mas corto.
—¿A donde se han ido Gordon y Simone de luna de miel?— Inquirió Deka.
—Bora Bora.— Respondí.
—¡Genial!—Sus ojos se iluminaron, me quede ahí, apreciando su hermoso rostro, en como sus facciones delicadas le proporcionaban un aire inocente y curioso, sus ojos tan verdes me recordaban a las esmeraldas.
—Bora Bora es de lo mejor, te olvidas de lo frió que es Berlin, al menos por un tiempo.— Agregó Tom.
Para mi desagrado, el borracho de mi hermano también se había pasado ese tiempo observandola, aunque con mucho más descaro y menos disimulo que yo.
—¿Imagino que han estado ahí algunas veces?— Preguntó ella, ignorando el escrutinio de Tom que estaba sentado junto a Tammy en el asiento frente a nosotros.
—Unas cuentas, al igual que en Maldivas.— Respondió.
—Ya veo.— Deka, que no estaba tan lejos de mi se ponía cada vez mas tensa, aunque en su rostro reflejaba toda la normalidad del mundo, por alguna extraña razon que no entendía, podía notar su cuerpo reaccionar a la incomodidad que mi gemelo le producía.
Despues de esa pequeña charla se hizo el silencio en el vehiculo, personalmente no me parecia incomodo, tener a Deka muy cerca de mi me proporcionaba una sensación de tranquilidad que con cualquier otra persona no hubiese experiemntado nunca.
Tom se entretuvo con su telefono movil mientras que Tammy le susurraba algo en el oido, ambos sonreian divertidos.
—Creo que estamos a un paso de ser los entrometidos aquí.— Comentó Deka, me volvi hacia ella y la vi sonreir mientras dirigia la mirada hacia el par de tortolos que eran su amiga y mi hermano.
—Tendran que buscarse una habitación en cuanto lleguemos.— Dije, lo cual la hizo reír. Tom alzo la mirada hacía nosotros, entrecerrando los ojos cuando se detuvo en Deka. Después y para mi sorpresa, la ignoró, por completo. rodeo a Tammy con un abrazo y la atrajo hacia si, enterrando el rostro en su cuello, ella sonrió de oreja a oreja.
Deka cerro los ojos, dejo caer la cabeza sobre el respaldo del asiento y se arrebujo para estar más comoda.
Una sonrisa se me escapo, me divertia de lo lindo viendo como mi hermano se esforzaba por atraer la atención de Deka, los cuales ella no parecía tomar en cuenta.
Los minutos transcurrieron, ella mantenia los ojos cerrados, estaba muy quieta y su respiración seguia un ritmo tranquilo.
Mire a nuestros compañeros de viaje, no se que había cambiado, pero ahora Tammy, que escribpia en el movil, se mantenía un poco alejada de Tom, mientras que él, con los brazos crusados sobre el pecho, observaba a Deka.
De pronto senti algo caer sobre mi hombro izquierdo, era la cabeza de Deka, que estaba profundamente dormida. Sonreí ante aquello, me invadió un sentimiento de ternura tan grande que no fui muy conciente de lo siguiente que hice. Mi brazo la rodeó con cuidado de no despertarla, la sostuve contra mi pecho y ahí se quedo todo el resto del trayecto.
La observaba algunas veces, su rostro relajado, su respiración acompasada, sus labios carnosos de los cuales no podía apartar la vista, tenía un aspecto mucho más joven cuando dormia. Quise memorizar cada uno de esos detalles, por si no tenía el honor de repetir la experiencia alguna otra ocación. Luchaba con las ganas enormes que tenía de besarla ahi mismo.
Podía sentir la mirada de Tom sobre mi, pase de él por un rato, hasta que mi curiosidad me traicionó y levanté la mirada hacía él. La estudiaba a ella, después a mi, estaba serio y en sus ojos pude notar su desagrado por la escena que estaba presenciando. No sentía pena por él, ni un poco.
Tammy también se había quedado dormida así que no fue testigo de la tensión que se formo en el ambiente.
El momento magico desapareció cuando el auto se detuvo.
—Ya llegamos.— Anunció Tom en un brusco tono de voz más alto de lo normal. abrió la puerta y se apeó fuera en un santiamén.
—¿Ya llegamos?— Se incorporó una adormilada Deka.
entonces me miró, sorprendida, el sueño le habia proporcionado un aspecto adorable en el rostro, con el pelo un tanto alborotado y las mejillas sonrojadas que para mi fortuna, la lampara del auto me permitió ver.
Hice a un lado mis sentimientos y la anime a bajar del auto,
sus movimientos eran más lentos cuando le tendí una mano, la cual ella tomo con
una sonrisa risueña.
Agradecia al chofer por sus servivios, nos dimos un apreton de manos y nos despedimos.
Tom no lucía nada contento, no estaba seguro que tanto era por culpa del alcohol en su sistema o por lo que había ocurrido con Deka.
Nadie se detuvo en el salón, estabamos tan cansados que fuimos directamente a las escaleras. Tom y Tammy subieron juntos al frente pero en silencio. llegamos al pasillo y la primera habitacion a la que llegamos fue a la de Tammy.
—Buenas noches.— Dijo con la mano puesta en el pomo de la puerta. Sus ojos, un tanto tristes, se desviaron hacia mi hermano, aunque trató de disimularlo con una sonrisa.
—Buenas noches.— A Deka se le escapo un bostezo mientras hablaba. —Los veré mañana, no puedo más.—
Y con una sonrisa de disculpa se alejó a la siguiente puerta
—Ha sido una boda geníal.— Dijo, se despidió una vez más con la mano y despues cerró la puerta.
—Vale, hasta mañana.— Agregó Tammy, ahora ya no sonreía. Entro a su habitación y tambien cerro la puerta, con mas impetú de lo normal.
Mi hermano y yo permanecimos en silencio, de pie en el pasillo. No hubo palabras, solo miradas, las cuales ya lo decían todo. Él estaba molesto, mucho, principamentente conmigo y creía que con Deka también.
—Eres tú quien la aleja, ¿sabes? Con ese comportamiento tan cinico tuyo.—
Él sin responder se dio la vuelta y se marchó a su habitacion, dejandome ahí plantado y con unas cuantas frases más que me hubiesen gustado agregar.
Me encogí de hombros, él se lo había buscado y no me importaba su mal genio. en su lugar decidi sustituir eso por una imagen más agradable, la de Deka sobre mi, yo rodeandola con el brazo, sintiendo su cuerpo muy cerca del mio, en los sentimientos que despertaba en mi con tan solo tenerla cerca.
Me mantuve así, pensando en ella mientras me deshacía del estupido traje blanco y me metia a la cama tan solo en boxers.
Qudarme dormido recordando el dulce rostro de Deka fue una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
[ ]
Un rayo de luz que se filtraba
a través de las cortinas cerradas me hizo despertar de mal
humor, pestañeé unas cuantas veces y busque el reloj sobre el buró,
las 14:34. Jamás había dormido hasta tarde, por ello no
me sorprendía sentirme tan incomoda.
Salí de la cama dando tumbos en dirección al cuarto de baño
y tomé una relajante ducha para despejarme, la noche anterior había sido
agotadora. No solamente por lo obvio, que era la fiesta, sino algo más bien
mental, quiero decir, Tom y su insistente interés en mi me
ponía los nervios de punta, había actuado de una manera desconcertante y
no lo entendía, tampoco quería pensar en ello, no, no quería para nada pensar
en Tom.
Después del baño me envolví en
un albornoz blanco y seque mi pelo. Fuí al guardarropa. Mientras
pasaba de una prenda a otra vino a mi mente Tammy, ella también había actuado
extraño, en algunos momentos me parecía que estaba de lo
mas cómoda con Tom y al momento siguiente, se alejaba de él.
—Ahí estas otra vez. Pensando en Tom.— Me reprendí mentalmente.
Pero no podía evitar sentir curiosidad por lo que pasaba en la mente de mi amiga. ¿Habían peleado?
Sin poder resistirme, me vestí rápidamente con unos jeans, Converse y un suéter ligero, seque apresuradamente mi cabello y salí de la habitación con dirección hacía la de Tammy, necesitaba asegurarme de que ella estaba bien.
Toqué a su puerta pero no respondió, seguramente estaba
dormida.
—Tamm ¿Puedo entrar? — Dije, acompañado de un par de golpes
de nudillos en la puerta.
Tampoco hubo respuesta.
Me encogí de hombros. O estaba profundamente dormida, o estaba abajo comiendo algo. Decidí que dejaría esa charla para después y me di la vuelta para marcharme, fue entonces que escuche una puerta abrirse. me volví en esa dirección y lo que ví me sorprendió.
Tammy aparecía en el humbral, envuelta en una sabana, el rostro adormilado, el cabello hecho un desastre y la ropa y zapatos de la noche anterior en una mano. Si no me equivocaba, aquella era la habitacion de Tom.
Mi boca se abrió sin pronunciar nada.
—Buenos días, Diky — Me saludó ella con una sonrisa
despampanante.
—¿Que haces ahí?— Pregunté al fin.
—Ella encogió los hombros con un gesto coqueto, resaltando lo obvio de la situación.
Sacudí levemente la cabeza para despejarme de aquel repentino aturdimiento por la sorpresa.
—Tu y...— No pude terminar la frase.
—Ha sido la noche más maravillosa de mi vida.— Exclamó en voz baja. —Anda, vamos a mi habitación y te lo contare todo.—
Ella cerró con cuidado la puerta y se abrió camino entre el pasillo hacía su habitación, yo la seguí en silencio, pensando en si en realidad quería enterarme de los detalles de su noche, la verdad era que no.
—¿Es todo lo que llevas puesto?— Pregunte señalando la sabana que aun mantenia apretada contra su cuerpo.
Ella asintio con una sonrisa, después desaparecio dentro del cuarto de baño.
Yo puse los ojos en blanco, me deje caer sobre la cama y la esperé, entreteniendome mirando al techo blanco, pensando sin querer en esos dos. No me sorprendía que mi amiga tuviese una vida sexual mucho más activa que la mia, pero algo de ese encuentro me molestaba y no sabía el por qué.
Me puse en pie de un salto. No, no quería saber nada sobre ese tema, Tammy tendría que resistir sus ganas de hablar sobre ello por que yo no iba a someterme a esa tortura así que me marche de su habitación sin decirle nada.
Tom era un cretino, eso sin duda. Pero a Tammy al parecer le gustaban ese tipo de hombres, así que era su problema, no el mio.
Llegue hasta el salón y di unas cuantas vueltas, estaba
molesta y deseaba golpear algo.
—Y a ti que te importa.— Me dije a mi misma.
—¿Sobre qué?— Inquirió Andy, haciéndome saltar del susto.
—He, nada.—
—Pareces molesta.— Agregó ella mirándome con
más atención.
—Olvide algunas cosas de la universidad.— Dije, esperando que mi respuesta la complaciera.
—Tienes una vena muy estudiosa últimamente, cariño— Ella sonrió.
—Y tu, parece que lo pasaste bien anoche con aquel amigo tuyo.— Comenté en tono de cachondeo, esperaba con ello centrar la atención en ella y no en mi.
—Y también tienes una vena curiosa, ¿ya
comiste?—
Negué con la cabeza, mirándola con los ojos entrecerrados, ahora era ella quien evadía el tema.
—Pues acompáñame, debes estar muerta de hambre y la
verdad es que yo también.— Sonrió.
—No vas a contarme?.— Insistí.
—¿Vas a hacerlo tu?.— Ahora fue ella quien entrecerró los ojos
—Ya entendí.— Acepte al fin. Andy rió con ganas.
Nos dirigimos juntas a la cocina, hablando de algunos
detalles de la boda, de Simone y de lo hermosa y radiante que se le había visto
la noche anterior.
—¿A que hora nos marchamos?— Pregunte mientras ella buscaba dos de platos en la alacena.
—En un par de horas, me gustaría conducir con un poco más de
luz natural.—
—Vale, se lo haré saber a Tammy en cuanto terminemos con esto.—
—Buenos días-tardes.— Saludo Bill en tono jovial.
—¿Que tal has dormido?— Le preguntó mi tía.
—Nada mal.— Sonrió.
—Imagino que tu hermano esta viviendo una resaca de campeones.—
—A estas alturas, se podría decir que ya esta acostumbrado, pero no.— Respondió él mientras hurgaba en la nevera.
—Ya veo.— Agregó Andy.
Un instante después Bill vino a sentarse a mi lado en la mesa, con un tazón, la cuchara, una caja de cereal y el empaque de leche. Su sonrisa cuando sus ojos se encontraron con los míos fue encantadora.
—¿También te gustan los Master Crumble? — dije
mientras lo veía servirse.
—Son mis favoritos — Reiteró.
—También los míos.— Agregue.
En realidad el cereal con leche se me hacía más antojable que cualquier cosa que Andy estuviese preparando en ese momento.
—¿Café?.— Ofreció ella.
—Si.— Respondimos Bill y yo al unisonó.
Andy sirvió el café en tres tazas y nos entretuvimos charlando de diversos temas. Andy preparo omelette para tres y a pesar de que estuvieron deliciosos, no pude resistir a tomar también un poco de Master Crumble.
Bill y yo reíamos, comentando sobre lo mal que lo estabamos pasando por comer demasiado, cuando Tom y mi amiga hicieron acto de presencia. Inmediatamente se unieron a nuestra charla, Andy puso una nueva cafetera y un par de omelette para los recien llegados.
Durante la hora y media que duro el desayuno, pude notar los ojos de Tom puestos en mi, me molestaba un poco, pero estaba decidida a no darle importancia así que practicamente pase de él en todo ese tiempo. En su lugar me entretenía charlando con Bill, su personalidad y encantadora sonrisa me hacía sentir tan comoda cuando estaba cerca de él que no tuve que esforzarme por sonreir.
Por otra parte, Tammy estudiaba a Tom, intentaba atraer su atención pero él no estaba interesado, eso me molesto aún mas, era tan cinico que me asaltaban las ganas de ponerme en pie y estamparle la palma de la mano en ese engreído rostro suyo.
Habia pasado la noche con mi amiga, ella lucia ilucionada y él, tan solo actuaba como si se hubiese cambiado de calcetines, nada que fuese interesante. ¿A caso no había dejado en claro eso con ella de que sus relaciones eran de una sola noche?
Más de dos
horas después, la hora de nuestra partida llegó, una vez
que nuestro equipaje estuvo en el auto, Tom y Bill se unieron a nosotras
en el salón para despedirnos.
Ambós permanecerían un día más pues tenían que encargarse de algunos asuntos ahora que su madre estaba fuera.
—Ha sido un fin de semana genial.— Comentó Tammy mientras abrazaba a Bill.
—Para mi ha sido un placer conocerte.— Le respondió él encantado.
Cuando abrazo a Tom, ella se entretuvo un poco més con él, diciendole algo al oido que me alegró no escuchar, pues por la sonrisa perversa de Tom, supe que era algo intimo.
Los gemelos se despidieron de Andy con besos y abrazos
mientras ella les hacía recomendaciones sobre regresar con bien a Berlin cuando
tuviesen que hacerlo. Ambos aceptaron de buen grado su preocupación.
—Ven aquí, pequeña Diky — Dijo Bill envolviéndome en
sus brazos.— Me siento feliz de volver a encontrarte después de tanto tiempo,
ahora espero que volvamos a vernos con unas frecuencia.
—A mí también— Respondi con sinceridad, al mismo tiempo que
le devolvía el abrazo, su cercanía para nada me incomodaba y eso era
algo que me alegraba sobremanera.
—¿De verdad?— Preguntó separándose un poco de mi para mirarme a la cara.
—¡Claro!—
—Bien, en ese caso, necesito aquí tu número.— Dijo
tendiéndome su teléfono móvil.
—¡Vaya que no me lo creo!— Bromeé mientras escribía en
la pantalla táctil— Bill Kaulitz pidiéndome el número telefónico, espero que
algún día recuerdes llamarme.
—Ten por seguro que lo haré— respondió.
—Vale.— Le devolví el movil al mismo tiempo que le entregaba el mio.— Ahora el tuyo, por si algún día necesito presumir de que te conozco.—
El rió divertido ante mi broma.
Cuando llegó la hora de despedirme de Tom, fue el momento mas incomodó de la tarde. Él me miraba serió y estudiaba cada uno de mis movimientos. No sabía decifrar si estaba enfadado conmigo o estaba concentrado en alguna otra cosa. En realidad no deseaba irme en malos terminos, lo que sea que él y Tammy tuviesen era asúnto suyo.
—Hasta luego, Dommy, supongo que nos veremos en algun otro momento.— Le dije sonriendo.
Al parecer mi actitud lo tomó desprevenido pues su semblante rigido cambió de inmediato, alzo una ceja y se acerco más. Para mi sorpresa su beso de despedida estuvo peligrosamente cerca de mis labios, lo hacía hecho a posta, lo sabía pues cuando se separó, sonrió complacido.
Yo intente no explotar ahi mismo, mantuve mi sonrisa y reprimi las ganas de abofetearlo.
me despedí por ultima vez de Bill con un "hasta luego" y salí de la casa.
¿Quien se creia ese engreído? ¿pensaba a caso que yo querria algo con él?. sin duda su ego era del tamaño del mundo. Me sentia tan molesta que dí un portazo cuando me subi al auto, me cruce de brazos y me dispuse a esperar a que Andy y Tammy salieran.
Despues
de casí tres horas de viaje, por fin llegamos al apartamento, para entonces ya
me había olvidado de Tom y de las constantes preguntas de mi tía y mi amiga por
haber actuado así al marcharnos. Al parecer ninguna de las dos se dió cuenta de
que Tom había estado a punto de besarme en la boca en una muestra de burla.
¡Increible!.
Me alegraba estar en casa, deje caer el equipaje en el primer sitio que encontre y fui hasta la cocina por un poco de agua.
—Iba a contarte todo, ¿por qué te marchaste?— inquirió Tammy apareciendo detras de mi.
Sabía que lo preguntaría, aunque no esperaba a que se tardase tanto.
—Tamm, me alegra que te la pases bien con él, ¿vale? pero prefiero no saber detalles?—
—¿Por qué?— Ella me miró extrañada. —Siempre nos contamos todo.—
Me encogi de hombros al tiempo que trataba de dar una respuesta sensata, una que no implicara decirle que Tom era un imbesil que intentaba no se que cosa conmigo.
—¡Estan pasando el Quinto Elemento!.— Escuchamos gritar a Andy.
—¡Ya voy!— También grite en respueta. Esa era la excusa perfecta para terminar con ese tema incomodo. Deje a Tammy en la cocina y corri al salón, muy contenta cuando salte sobre el sofá al lado de andy, esa pelicula era una de mis favoritas y podia verla una y otra vez y nunca me aburria de ella. Tammy se unio a nosotroas unos minutos más tarde, se sentó a mi lado y me miro con los ojos entrecerrados. yo le mostre mi sonrisa más dulce y la arrope con la manta. En respuesta, mi amiga puso los ojos en blanco y suspiró.
Hacía las ocho de la noche pedimos comida a domicilio, pizza, para ser precisa y nos entretuvimos por horas viendo peliculas hasta que nos quedamos dormidas.
[ ]
—La pasaste en grandde con Tammy ¿cierto?— PreguntÓ
Bill mientras jugábamos a la consola, hacía horas que ellas se habían marchado
y en casa de mi madre todo era demasiado silencioso.
—Mmm— Murmure en respuesta, más interesado en el Halo que
en la conversación.
—Y también en molestar a Deka.— Agregó él en un tono de reproche.
Yo puse los ojos en blanco y seguí en el juego, no quería hablar de eso.
—Eres un imbesil, lo sabes ¿verdad?— Insistió. A esas
alturas él ya había sido eliminado del juego, por supuesto lo unico que le
interesaba era fastidiarme dandome la charla.
—¿Celoso, hermano?— Contraataqué.
El sispiro exasperado.
—Dejala en paz, Thomas. Si te interesa su amiga, esta bien, pero no te metas con ella, Deka no es como todas esas chicas a las que estas acostumbrado a tratar.—
—¿Y que la hace tan diferente? ¿Es por que es la sobrina de la mejor amiga de nuestra madre?— Replique.
—Eso, y porque no parece interesada en un sujeto como tu.—
—¿A que te refieres con eso?— Increpé, deje a un lado el mando de juego y me volvi hacía él.
—Relaciones de una noche, una chica y otra.—
—Lo que dices es que ella es una mojigata.—
Bill sonrió.
—No, lo que te estoy diciendo es que ella no es facil de impresionar como tus otras chicas, por si no te has dado cuenta, te ha ignorado casi la mayor parte del tiempo, ¿eso no te ha dicho nada?—
Me puse en pie de un salto y fulmine a mi hermano con una mirada furiosa desde arriba.
—Ella es igual a todas, que sea hermosa y tenga ese aire de misterio no la hace inalcanzable. al fin caerá como todas las demas.— Le dije lleno de furia.
—¿Y piensas que ella aceptaría algo contigo después de que te acostaste con su mejor amiga?— Bill siguó con su ataque.
—Si piensa como tu, seguro que no, es tonta si cree en eso de los corazones y flores.— Agregue, en verdad esa conversación me estaba poniendo furioso, mi hermano sabia perfectamente como hacerlo y lo odiaba por eso.
—Ya veo.— Comentó con despreocupación.
Sonrei con ironia y me marche, no tenia animo de seguir con esa charla así que preferí irme a la cama. Que le dieran a mi hermano.
Un poco más tarde, esa madrugada, mi furia se había
disipado, aun así las palabras de Bill seguian dando vueltas en mi cabeza,
impidiendome dormir.
Si, Dekatherine era muy hermosa, tenia una personalidad enigmatica que me atraía demaciado, incluso aun estando con su amiga habia pensado en ella. En su rostro de facciones finas, en sus presiosos ojos verder y en esa boca que muy pocas veces sonreia de verdad y que ansiaba tanto besar.
La deseaba y me hacía enfadar al mismo tiempo, era un sentimiento muy contradictorio.
E d i c i ó n 2 0 1 5